Graduarse para una vida mejor
Hubo discursos conmovedores, una bendición sincera del Padre Tim McCabe y muchas sonrisas. Y cuando terminó, James y Andrew se fueron no solo como graduados del Bridge Housing Campus (BHC), sino como ejemplos de lo que puede suceder cuando a las personas se les da el entorno y las herramientas adecuadas para buscar un mejor camino para sí mismos.
BHC dio la bienvenida a su primera cohorte de residentes el pasado mes de septiembre. Desde el desayuno hasta la hora de acostarse, los residentes tienen un propósito, consistencia, estructura, dignidad y un impulso hacia adelante, integrados en su rutina. Hay intenciones matutinas, terapia de grupo, apoyo para la recuperación, trabajo social, entrenamiento laboral y optativas como arte o fitness.
“No es un campamento de verano”, dice Joe Philip, director de operaciones.
Tampoco es fácil, ni siquiera divertido. “No entregamos diplomas por hacer la cama. Se necesita valor. Estos hombres se enfrentan a años, a veces décadas, de trauma, adicción, vida en modo de supervivencia y aislamiento. Se necesita un nivel de honestidad y coraje al que la mayoría de la gente no tiene que recurrir en la vida diaria. Y la verdad es que la parte más difícil no es el horario o las reuniones. Es aprender a creer que eres digno de curación y estabilidad”, dice Joe.
BHC está diseñado para que los residentes tarden de 90 a 120 días en completar el programa y estén listos para vivir en una vivienda permanente con apoyo. Sin embargo, el cronograma puede variar según el individuo.
A medida que PFC se acerca a la marca de un año desde que BHC abrió sus puertas a los residentes, Joe dijo que los aprendizajes y la experiencia han arrojado una nueva luz sobre cómo Detroit aborda el problema de la falta de vivienda crónica.
«No somos un refugio. No somos una casa de transición. Y definitivamente no estamos aquí para “arreglar” a la gente. Este es un lugar donde la gente aprende a confiar de nuevo, empezando por sí mismos. Creo que BHC tiene el poder de cambiar la forma en que Detroit piensa sobre la falta de vivienda. Si queremos un cambio duradero, tenemos que dejar de preguntar: “¿Por qué no están listos?” y empezar a preguntar: “¿Les estamos dando a la gente algo por lo que valga la pena estar listo?”»